La disfunción eréctil (DE) es una afección que afecta a muchos hombres en todo el mundo, pero es especialmente frecuente entre los adultos mayores. Las investigaciones estiman que alrededor del 70% de los hombres de 70 años o más afirman ser "a veces capaces" o "nunca capaces" de lograr una erección adecuada para mantener relaciones sexuales satisfactorias. Esta tasa es significativamente más alta en comparación con sólo el 30 por ciento de los hombres mayores que dicen ser "normalmente capaces" o "siempre o casi siempre capaces."
En las erecciones intervienen principalmente los vasos sanguíneos, y las causas más comunes de disfunción eréctil en los hombres mayores son las afecciones que bloquean el flujo sanguíneo al pene. Afecciones como el endurecimiento de las arterias (aterosclerosis) y la diabetes suelen ser las culpables. Además, una vena defectuosa que deje salir la sangre del pene con demasiada rapidez también puede provocar disfunción eréctil.
Los medicamentos orales recetados se han convertido en una vía popular para tratar la disfunción eréctil, y han dado buenos resultados en millones de hombres. Medicamentos como el sildenafilo (Viagra), el vardenafilo (Levitra), el tadalafilo (Cialis) y el avanafilo (Stendra) pueden ayudar a mejorar la función sexual de los hombres al aumentar el flujo sanguíneo al pene. Es importante recordar que estos medicamentos pueden provocar algunos efectos secundarios, como dolor de cabeza, sofocos, congestión, dolor de estómago y de espalda.
En algunos casos, cuando otras opciones de tratamiento han fracasado o no son adecuadas, se hacen necesarias las intervenciones quirúrgicas. Un tratamiento quirúrgico común para la disfunción eréctil consiste en la inserción de un implante de pene, también llamado prótesis de pene. La cirugía vascular peneana no suele recomendarse, pero un implante de pene puede proporcionar una solución permanente para la disfunción eréctil.
Los cambios en el estilo de vida pueden ayudar significativamente a controlar la disfunción eréctil. Medidas como perder peso, dejar de fumar y reducir el consumo de alcohol pueden ayudar a mejorar el flujo sanguíneo y, por consiguiente, la función eréctil.
Dado que la disfunción eréctil puede ser un síntoma de problemas de salud subyacentes como las enfermedades cardiovasculares y la hipertensión, el tratamiento de estas enfermedades también puede ayudar a mejorar la disfunción eréctil. Es esencial trabajar con un profesional sanitario para controlar eficazmente estas enfermedades.
A veces, la disfunción eréctil puede tener repercusiones importantes en la salud mental y las relaciones. En estos casos, el asesoramiento o la terapia sexual pueden ser beneficiosos. Los terapeutas pueden proporcionar estrategias y técnicas para ayudar a controlar los efectos psicológicos de la disfunción eréctil.
Los tratamientos no farmacológicos de la disfunción eréctil son otra opción para quienes no pueden tomar medicamentos o prefieren no hacerlo.
Estos tratamientos incluyen cambios en el estilo de vida, asesoramiento y dispositivos de vacío.
Las bombas de vacío, por ejemplo, pueden ser una alternativa práctica, ya que aumentan el flujo sanguíneo al pene y provocan una erección.
Cada caso de disfunción eréctil es único, y es importante comentar los síntomas y las opciones de tratamiento con un profesional sanitario. El sildenafilo oral (Viagra), por ejemplo, ha demostrado ser eficaz y bien tolerado por los ancianos con disfunción eréctil, incluso entre los mayores de 70 años. Por lo tanto, comentar estas opciones con un profesional sanitario puede conducir a los mejores resultados posibles del tratamiento.